¿Qué es la realidad? ¿Cómo podemos distinguir si las cosas en México van mal, bien o requetebien?
Todos tenemos y sufrimos de nuestras pequeñas (algunas tal vez más grandes) cajas de resonancia. Ese fenómeno hace que nuestras preferencias, ideas y opiniones se amplifiquen y refuercen por quienes nos rodean y con quienes nos asociamos, así sea en la vida real o en redes sociales (incluyendo la influencia de bots).
En esas cajas de resonancia nos rodeamos de quienes piensan igual que nosotros y eso nos mantiene alejados de opiniones distintas que nos dejen pensar y nos permitan formar juicios críticos sobre cualquier tema. Así, quedamos atenidos a ser parte de un rebaño.
Claro, todos tenemos derecho a nuestra opinión, preferencias y fobias. Pero a veces sorprende cómo dichas opiniones o creencias se formaron y cómo quienes en teoría tienen la capacidad de cantar “bolas y strikes” simplemente no ejercen esa opción para mejor alinearse con quienes solo ven bolas o solo ven strikes.
Ya hemos comentado cómo la vida diaria, las opiniones políticas, las interpretaciones de lo que pasa se han convertido, tristemente, en un menú binario. Un menú donde solo hay dos platos, donde los temas son o blancos o negros.
Los tonos de gris ya no están de moda. Debes escoger bando para que el rebaño no te expulse y no es bien visto ni aceptado que a veces veas las cosas color negro y en ocasiones blanco.
Tristemente, la percepción sobre México, con o sin cajas de resonancia, con o sin rebaños, mantiene una tendencia en declive. Mientras, quienes se supone están encargadas de definir el rumbo, ejecutar políticas y planes y cambiar la realidad del país se congratulan y se ciegan a cualquier crítica con cualquier pretexto o racionalización.
Tenemos un Estado que, como en los viejos y, a veces, añorados tiempos, no quiere ver y no quiere escuchar.
Tenemos a un grupo en el poder que incluso más que los anteriores, es extremadamente alérgico a la crítica seria, los datos duros, la terca realidad. Pero muy afín a el otrodatismo, la versión alternativa de las cosas y a, como diría Niurka, “su verdad”.
La crítica, el dato, las señales que indican que las cosas no van bien parecen solamente reforzar su necesidad de sacar la brocha gorda para pintar una realidad paralela.
Insisto, no parece haber tonos de gris y preocupa especialmente que aunque la población sea incapaz de salirse del blanco o negro, quienes debieran tener la obligación de entender los tonos de gris y reconocer que fue la falta de autocrítica lo que tumbó a quienes tenían el poder antes, simplemente no quieran reconocer que hay áreas en crisis, emergencias, urgencias, áreas de oportunidad y fallas que merecen atención inmediata.
No otro discurso hueco donde la culpa es de quien gobernó hace 15 o más años.
¿Cómo evaluar nuestra caja de resonancia en relación con el rumbo que lleva México? Lo ideal sería buscar otras opiniones o análisis que permitan contrastar lo que el rebaño nos alimenta.
En la era de las cajas de resonancia, rebaños, tribus y algoritmos, ¿seguirá aplicando el refrán “si el río suena, agua lleva”?
¿Cómo contrastar las opiniones mañaneras de la presidenta con lo que se ve en la calle, grupos y redes sociales? ¿Tendrán ella y los suyos interés de revisar acciones, resultados, rumbo?
Y si lo tuvieran, ¿cómo le harían para salir de su burbuja (caja) y tomar el pulso del país?
Yo entiendo que la moda actual de los líderes políticos es comportarse como infalibles, nunca aceptar un error, doblar la apuesta siempre, negar fallas y, cuando no se pueda negar la falla, culpar a otros.
Sin embargo, pareciera que al país le urge una dosis de autocrítica que ayude a realinear políticas, intenciones y acciones.
¿Por dónde empezaría alguien como la presidenta Sheinbaum a revisar el pulso del país? No creo que sea en marchas o eventos “orgánicos” organizados por ellos mismos con acarreados que aplaudirán sí o sí.
El gobierno convocó a una movilización para celebrar siete años de “transformación” (calibre 4T). Supongo que para esa ocasión no será necesario guardar la bandera del zócalo.
El senador Monreal indicó que será un evento en el que “el movimiento expresará su verdad sobre las políticas públicas implementadas por Sheinbaum y López”.
Es decir, será el festival de sus otros datos y la repetición de lo que cada día se dice en la mañanera: sin duda alguna, vamos requetebien.
Hice un experimento de tres minutos: fui a Twitter, en la búsqueda puse “México” y en resultados principales vi esto.
“Cuautla, capital de la extorsión”. “Encuentran 400 bolsas con restos humanos cerca del estadio Akron en Guadalajara”. “Falta energía eléctrica en México”. “Estados Unidos invade accidentalmente México en playa cerca de Matamoros”. “Fátima Bosch gana Miss Universo”. “México regresa al centralismo, se anula la división de poderes”. “Crecen casi todas las economías, México no”. “México es primer lugar en el índice global de criminalidad”. “México crece 0.4% y la presidenta dice que vamos bien”.
Un cartón que muestra en la cárcel a una joven con una bandera mexicana, mientras un narco se ríe de ella desde la ventana.
Si la presidenta hace el experimento, ¿qué realidad le mostrará su algoritmo? ¿Podremos ella, y nosotros, buscar la realidad verdadera?

