Hechos y nombres

Ebrard: ¿El enésimo regreso?

La caída de Samuel García no estaba en el guion del presidente López Obrador para el proceso electoral de 2024 y las horas que ha dedicado a explicar la inexistente conspiración de los conservadores contra uno de los suyos, el regiomontano, lo confirman.

A estas alturas es evidente la importancia de la estrategia de división del voto de las clases medias, como las ha descrito él mismo, para el mandatario. Ante esa definición, la pregunta obligada es quién hará el trabajo que no pudo ejecutar el gobernador de Nuevo León, porque no supo hacerlo.

Jorge Álvarez Maynez, un diputado que perdió el respeto que tenía entre algunos grupos de la autonombrada sociedad civil cuando se convirtió en coordinador de la pantomima de Samuel García, no tiene ni la presencia, ni la plataforma, ni la personalidad disruptiva, ni la esposa influencer que sí tenía el de San Pedro Garza García. Por eso, aunque tenga la confianza de Dante Delgado, simplemente no sirve para el trabajo, pues nunca lograría, ni medianamente, aquello a lo que Movimiento Ciudadano se comprometió con López Obrador: arrebatarle al menos 15 puntos porcentuales a Xóchitl Gálvez en el proceso electoral de 2024.

Patricia Mercado, la otra mencionada en las huestes naranjas, sobre todo por su experiencia previa como candidata presidencial, está definitivamente ocupada con otros proyectos y ya adelantó un rotundo no. Así, el escenario parece indicar que, si López Obrador quiere dividir el voto de las clases medias aspiracionistas, tendrá que construir, con sus propias manos, otro candidato presidencial, ahora para Movimiento Ciudadano.

Ante lo que parece una imperiosa, e inexplicable necesidad de quitarle votos a la candidata de la Coalición PAN-PRI-PRD cuando las encuestas dicen que está más de 20 puntos abajo de Claudia Sheinbaum, ha resultado inevitable que el nombre de Marcelo Ebrard resurja y hasta empiece a tomar fuerza.

Esa obsesión de hacer una elección de tres candidatos se atribuye sobre todo a López Obrador, pero lo cierto es que Sheinbaum comparte la conveniencia de actuar en ese sentido. Su empeño por postular a Omar García Harfusch en la Ciudad de México pretendía exactamente lo mismo: disputarle a la coalición el voto de la clase media.

Ebrard parecía resignado y conforme, no solo con la derrota, también con la maltratada que le propinó Sheinbaum, justo después de que se atrevió a declararse la segunda fuerza política dentro de Morena y a pedir posiciones proporcionales los puntos de popularidad que obtuvo en la encuesta.

Ahora, ante la obsesión morenista de escamotearle a Xóchitl Gálvez votos de un sector marcadamente declarado anti4T, la pregunta obligada es hasta dónde llegará la falta de dignidad, o el miedo dicen algunos, de Marcelo. ¿Se permitirá inclinarse de nuevo ante López Obrador, después de haber sido traicionado, maltratado y hasta humillado? ¿Será otra vez el fiel soldado del presidente, ahora para hacer una abierta labor de sacrificio en beneficio, no de Andrés Manuel, sino de Claudia Sheinbaum, después de la dureza de las palabras de la candidata ante sus pretensiones?

Dicen que en los tiempos actuales, en política nadie está definitivamente muerto. Quizá en los próximos días, Marcelo Ebrard le ofrezca a la sociedad una muestra de que con él, se inauguran oficialmente los números negativos en materia de dignidad, porque de verdad la muerte política no existe, siempre que se este dispuesto a cualquier cosa con tal de mantenerse vigente.

@EnvilaFisher

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Alejandro Envila Fisher
Alejandro Envila Fisher es periodista, abogado y profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM. Dirigió durante 15 años la revista CAMBIO y Radio Capital. Fundó y dirigió durante cinco años Greentv, canal de televisión por cable especializado en sustentabilidad y medio ambiente. Ha sido comentarista y conductor de diversos programas de radio y televisión. También ha sido columnista político de los periódicos El Día y Unomásuno, además de publicar artúculos en más de 20 periódicos regionales de México desde 1995. Es autor de los libros “Cien nombres de la Transición Mexicana”, “Chimalhuacán, el Imperio de La Loba” y “Chimalhuacán, de Ciudad Perdida a Municipio Modelo.

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