El cambio al color naranja del semáforo epidemiológico en la CDMX, pero sin cierre de actividades, decretado el pasado viernes 23 de julio sólo significa una cosa: la responsabilidad de aumentar cuidados para mantenerse a salvo de la epidemia dejó de ser asumida por las autoridades gubernamentales y queda en manos de los ciudadanos.
La posición oficial está clara y tiene que ver con la grave situación económica que se vive aunque no se admita: no habrá nuevos cierres de actividades ni habrá más confinamiento obligado porque no hay la intención de cargar con el costo de un nuevo desplome de una actividad económica apenas en proceso de insuficiente recuperación.
La reiterada orden del presidente López Obrador de regresar a clases presenciales en agosto, a pesar de las abundantes evidencias de que los jóvenes y niños también se contagian y pueden enfermar gravemente, está sustentada en la misma reflexión. Esta vez, las autoridades han determinado que, por el bien del sexenio, primero se proteja la actividad económica y después se hagan valoraciones sobre los riesgos de salud.
Se pueden hacer infinidad de reflexiones sobre la conveniencia y justificación de esta directriz, pero es una decisión tomada y la señal se ha enviado. Para algunos, la razón es que no hay más guardaditos en el Presupuesto de los cuales echar mano y los programas sociales han sido insuficientes en la contención de la crisis. Para otros, después de medio millón de decesos en el gobierno todavía hay confianza de que la inmunidad de rebaño se alcance, ahora sí, con el avance de la vacunación.
Como sea, lo que no puede seguirse ignorando es que corresponderá a los ciudadanos responsabilizarse de su salud. Con más de 400 muertes oficiales reconocidas el jueves 22 de julio a consecuencia de la Covid, decir que la enfermedad ya no mata parece otra insensatez, pero el subsecretario Hugo López Gatell está seguro de que los riesgos de muerte están contenidos gracias el avance de la vacunación.
Vacunados o no, cada ciudadano debe hacer sus propias reflexiones y cálculos. Muchos médicos afirman, con absoluta seriedad, que la vacuna no garantiza evitar el contagio, pero sí proporciona una protección muy importante contra la versión agresiva y peligrosamente mortal de la enfermedad. Esa, la vacunación, es la razón de que la letalidad de la Covid vaya en descenso aunque los casos aumenten según los mismos médicos. Sin embargo no se puede ignorar que sigue habiendo muertes, los contagios crecen y, consecuentemente, los hospitales empiezan a saturarse.
Contraer la enfermedad estando vacunado implica, en términos generales, enfrentar una forma menos agresiva de Covid y, si el paciente es atendido oportuna y correctamente, disminuir drásticamente su riesgo de muerte. Sin duda son buenas noticias, salvo por el hecho de que con hospitales públicos saturados, muchos pacientes con síntomas no graves van a pasarla mal, o muy mal, por falta de atención adecuada. De esos, quienes puedan pagar irán a hospitales privados y ahí gastarán una buena parte de su patrimonio con una gravísima afectación económica a futuro para ellos y sus familias. Las últimas noticias denunciaban exigencias de depósitos de medio millón de pesos en hospitales privados para recibir pacientes Covid. No son muchos los mexicanos que pueden pagar esa cantidad sin tener que desprenderse de una buena parte del patrimonio que construyeron durante toda una vida.
La pandemia tiene varios rostros. Uno gravísimo es la crisis sanitaria que en México cuenta ya medio millón de muertos, pero otro es la crisis económica que ha llevado al gobierno lopezobradorista a olvidarse del confinamientos y a confiar en una vacunación que avanza lentamente. Otro más, individual, es el costo económico que para cada enfermo, aún vacunado, puede representar contraer la enfermedad en las condiciones de saturación hospitalaria y falta de medicamentos que otra vez se vislumbran en el país.
Hoy más que a principios de 2021, la determinación de cuánto y cómo cuidarse, evitar o disminuir el riesgo de contraer Covid y aislarse todo lo que sea posible, está en manos de cada persona, pues las autoridades ya tomaron su decisión y definitivamente, no van a volver a frenar la economía para detener los contagios. Por duro que parezca, a partir de ahora cada uno debe cuidarse solo.
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Excelente trabajo