By El premio de Alito
Si después de todo lo que ha pasado, luego de estas elecciones, seguimos con la esperanza que los partidos políticos —y los políticos— nos van a salvar, estamos más que jodidos.
Hay que ver el caso de Alito Moreno: gracias a su excelente gestión al frente del PRI, le van a dar otros ocho años al frente del organismo para que siga con esa estrategia ganadora.
Como si el señor se mereciera un premio luego de la debacle que ha sido ese partido durante los últimos años.
Lo curioso de todo este asunto es que allá fuera, los huérfanos políticos están pidiendo a los partidos de oposición que defiendan las leyes para evitar que Andrés Manuel López Obrador y Morena se hagan de todo el pastel.
¡Le están pidiendo al tipo que se brinca las trancas que evite que otros se brinquen las trancas!
La gran pregunta que me sigue quitando el sueño es: ¿quién caraxos pensó que es una buena idea poner al PRI como la solución a nuestros problemas?
Que le haya salido un clon mutante que es más perverso y más autoritario no significa que el PRI haya pasado por un proceso de redención. Sigue siendo el mismo nido de ratas de alcantarilla que ha sido desde su fundación y si estas tuvieran la posibilidad de enchufarse de nuevo al erario, aún a costa de integrarse al ahora partido hegemónico, no dudarían un segundo en hacerlo.
Vean lo que pasó en los estados que habían sido gobernados por priístas.
El error, no me cansaré de decirlo, es confiar en los políticos.
Foto: Partido Revolucionario Institucional
