Elon Musk contra Brasil
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Luego de que el ministro presidente del Supremo Tribunal Federal de Brasil ordenara el cierre de X, la discusión se ha decantado en dos ideas que se contradicen: ¿es censura o es protección a la democracia?
Sin duda alguna, las acciones en el país sudamericano servirán para ver que ocurre cuando una empresa de billones de dólares, se enfrenta a un estado soberano.
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En muchas maneras, Facebook es más un gobierno que una empresa tradicional.
Esto lo dijo Mark Zuckerberg durante una entrevista en 2018 con el periodista Ezra Klein.
Las palabras del creador de una de las redes sociales más importantes —cuenta con 3 mil millones de usuarios— vienen mucho al caso ahora que estamos viendo como el propietario de una red social está enfrentando a un Estado como si éste fuese un igual.
Por supuesto, me refiero al conflicto entre Elon Musk y el gobierno de Brasil.
El 30 de agosto, el juez Alexandre de Moraes, ministro del Supremo Tribunal Federal de Brasil ordenó el cierre de X.
En un principio la red social se había negado a retirar ciertos contenidos extremistas que generaban, según las autoridades, un “riesgo inminente” para el orden público constitucional brasileño.
El asunto escaló cuando la empresa retiró a su representante legal, una obligación que tienen que cumplir en Brasil, y se negó a nombrar a uno nuevo a pesar de las advertencias del ministro.
La amenaza fue cumplida y la plataforma fue “bajada” en el país, además de la posibilidad de una fuerte multa en caso de que sus usuarios fuesen sorprendidos utilizando VPNs para acceder a esta.
Esta acción causó que una muy buena parte de los usuarios que se autolocalizan a la derecha del espectro político empezaron a despotricar en contra del régimen de Luiz Inácio Lula da Silva y de su intención de transformar a Brasil en una dictadura al eliminar el acceso a la muy libre y muy abierta plataforma de Elon Musk.
Ironías aparte, hay que decirlo, ni Moraes es de izquierda radical y la acción parte desde el poder judicial brasileño, que es independiente del ejecutivo.
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Tampoco hay que olvidar que X también cuenta con sus propios pecados:
En mayo de 2023, previo a las elecciones presidenciales de Turquía, por solicitud del presidente Erdoğan la red social limitó el acceso de los usuarios turcos a ciertas cuentas que emitían mensajes críticos a su gobierno.
En aquella ocasión Musk se defendió argumentando que era preferible que se limitaran ciertas cuentas a que la totalidad de la red fuese cancelada.
Musk también ha dejado muy claro sus preferencias por el presidente Donald Trump y sus mensajes, que aparecen en todos los time lines de la red social, son muy claras en este aspecto.
La X es republicana.
Las tensiones no han hecho más que escalar. Mientras el gobierno brasileño mantiene su cerco en torno de X, Elon Musk ha aparecido en videos invitando a los ciudadanos de ese país a circunnavegar las restricciones y no se ha cansado de colocarse como el adalid de la libertad de expresión.
Este conflicto tiene aristas y, por supuesto, una serie de acciones de ambos lados que podrían cuestionarse.
Sin embargo, el punto clave de todo el asunto es el papel de estas empresas billonarias, y sus dueños, ante gobiernos y autoridades civiles.
¿Moraes está censurando a la oposición o protegiendo la democracia brasileña?
¿Dónde está el equilibrio cuando hablamos, por una parte, de permitir las expresiones políticas y por la otra, de luchar contra la desinformación y otras amenazas?
Tenemos que resolver de alguna manera estas preguntas.
¿Tú, qué opinas?